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¿Santuario de la Naturaleza o área de crecimiento urbano? |
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A pesar de ser conciderado como santuario de la naturaleza lamentablemente es chocante ver la cantidad enorme de edificios construidos sobre nuestro preciado campo dunar muchos concoinos y chilenos en general estan muy preocupados por la conservación de nuestro patrimonio natural a continuación un estracto de un poema escrito por la señora
Por sus características se determinó su declaración como Santuario de la Naturaleza que, en agosto de 1993, según el decreto supremo n° 481/93, correspondía a una superficie aproximada de 45 hectáreas. Luego, en marzo de 1994, según el decreto supremo n° 106/94, lamentablemente quedó reducida a 12 hectáreas y con la mitad de su superficie fuera del perímetro original definido por los especialistas como territorio mínimo para mantener el ecosistema.
Curiosamente el roce del tiempo en millones de años no le ha significado el daño que le ha causado la última década, ya que hemos sido testigos del cambio como fósil urbano a un murallón de hormigón armado conformado por más de 15 torres, las cuales se han encargado de cambiar la flora y fauna por miles de habitantes, cientos de autos, señaléticas de tránsito, locomoción colectiva, basureros, rejas y áreas de estacionamientos entre otros componentes.
Si transitamos por el espacio que ofrece esta nueva ampliación urbana, podemos ver -entre edificios y con dificultad a través de los elementos anteriormente mencionados-, la atractiva puesta de sol, o bien podemos seguir caminando y ascender al sector sin edificaciones para contemplarla en plenitud, donde se nos presenta un especial cuidado constituido por una serie de neumáticos agrupados como un intento de muro de contención, más una deteriorada barrera que ambiciona anunciar el espacio que le corresponde al flujo vial y el que le corresponde a este emblemático bien natural.
En definitiva, la situación actual de “Las Dunas” se presenta como un bien natural, protegido y privilegiado después de un gran esfuerzo como Santuario de la Naturaleza, pero contradictoriamente dejado de lado en su interés y cuidado. Por otra parte, vemos como lentamente comienza a desaparecer, transformándose en una potencial área de proyectos inmobiliarios que, en suma, se transforman en una barrera que impide la privilegiada vista al borde costero, el mar, el reventar de las olas en las rocas, el horizonte y la puesta de sol. Lo más probable es que el cuidado de tal bien natural, a largo plazo, podría generar más beneficios de los que entrega la venta rápida de tal seccional, pero como los que deciden no estarán en dicho momento para tales efectos, da lo mismo.
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